Post de Eva: EL DIA A DIA

E kaaro

Una música nigeriana suena, es el móvil de Nadia que avisa de que son las 7’30h.

Tras una noche de all night service, amanece sin salir el sol un nuevo día en Akobo y tres sirenas (con o sin cagalera) se dan una eufemística ducha de agua fresca.

Tras ponernos las mejores galas, limpias y perfumadas, nos dirigimos al comedor donde nos espera un desayuno nigeriano: fried eggs. En su defecto podemos encontrarnos con unas sardinas en lata, que ante la reticencia del primer día, en lo sucesivo se convirtió en un manjar exquisito; también una papillita good moorning White oast, unos kellog’s con hormigas (ya no nos afecta, aunque Marta parece que aún no se ha mimetizado totalmente con el entorno: allá donde fueres haz lo que vieres), unas tostadas con mantequilla y azúcar, unas yam fritas, etc. Repuestas todas la energías gastadas durante la noche, limpiamos la piñata y enseguida vemos asomar a Esta. Cual caperucita por el bosque con su cestita con la comidita, nos dirigimos al coche donde nos esperan Steve y Diego.

Nos vamos hasta casa del Dr. y Mrs. Adeyemo, donde Ana y Andrea vienen con cara de “increíble lo que tenemos que contaros hoy”.

Dejamos Akobo dirección Basorum. Mientras Diego nos cuenta sus aventuras (quién hay en su casa, con quién ha dormido, quién ha comido de su plato, etc.), y Andrea y Ana nos narran la última batalla histórica de la guerra fría que están combatiendo (no sabes quién va ganando) donde también está permitido el espionaje, se oye de fondo: “hey sir”; es Nadia que pregunta por el cantante de la canción que suena. Son P², unos hermanos, Paul y Peter, que nos hacer cantar oooooo.

Todo recto, escuchando misivas de la importancia de pertenecer a un grupo, llegamos a JDPC.

Tras los saludos y la demora pertinente, alguien se lanza a ilustrarnos y embebernos de conocimiento.

E kaasan

Llega la hora del pincho: unas pelotas aceitosillas, unos donuts, una empanadilla o un cake, y estamos listas para embutirnos en una furgoneta dirección a algún hospital o institución de la zona.

Tras la visita, llegamos a JDPC donde procedemos a hacer una entrevista.

Ya son aprox. las 14’30h, y nos vamos a comer. Un picnic que compartimos entre todas, menos Ana y Andrea que ya suelen venir justitas, los tiempos de guerra suelen ser tiempos de escasez. Diego con sus noodles, Susana y Nieves con su comidita variada y europeizada, Ana y Andrea con dos trozos de dodo o un sándwich de revuelto, Bea y Angie… que no aportan nada; todo ello puede ir acompañado de una soft drink por el módico precio de 50 nairas, una ganga que no encontramos en otro sitio.

Es el momento en el que Angie se va, fuma su cigarrito, y se dirige a Dupe (Miss Davis) para tratar de organizarnos la tarde. También puede ser la oportunidad para dedicarnos a la belleza: manicura o limpieza de cutis. O dabo.

Ya son las 17h, las opciones son variadas y a veces es el clima el que obliga a decidir o descarta las opciones más apetecibles:

- El museo de la unidad, a oscuras y a prisa y corriendo

- El mercado de Aleshiloye, donde se puede comprar tela por 2500 nairas (hay que asumir que la primera compra siempre sale por un pico, el nuevo precio son 1500), y donde disfrutamos de un chaparrón que dejó barro suficiente para que perdiésemos el cuidado de ver dónde pisábamos

- Map of hills

- La universidad

- El mercado de Bagui

- El cibercafé: a nuestra llegada a Naija eran 100 nairas la hora, pero lo subieron a 120 nairas que puedes ir gastando en una semana; eso sí, si te quedas toda la noche, de 22h a 5h, te sale regalao.

E kaale

Entre tanto intercambio cultural, no podría faltar el tiempo de ocio, de relax, de intercambio social, que puede ser en el Metro Guest Palace, en el Kokodomo (el sitio posh), en el Mr. Biggs o en el 411: tan pronto una española habla de sus intimidades más profundas, como un cuerpo de ébano te pide matrimonio de la que vas al servicio (de la que vas, plás). Mientras Diego, a la chita callando, se toma una cervecita nacional, o dos: STAR, GULDER, HARP, 33 (200 nairas).

De vuelta a casa, buscamos un taxi, por unas 200 nairas el blanquito nos perdemos entre New Bodilla y Basorun, y de acuerdo a la religiosidad del país, seguro que el conductor se acuerda de todo el santoral, pero tras encontrarnos con portones cerrados, calles intransitables y transeúntes precavidos que ante el peligro escapan de nosotros, conseguimos llegar cada uno a su destino.

Pasamos entre los croacs de las ranas (bicho tan pequeño haciendo tanto ruido) y nos colamos en la casa, con total normalidad.

En ausencia de Mrs. Bose, Confort sale disparada a saludarnos, a pesar de que hemos tratado de ser sigilosas. Lo que antes era un “hey Confort” se ha convertido en una niña a la que tratamos de entretener con el jueguecito de los cordeles con los que haces formas con las manos, montando una discoteca en el living room, o contando chistes (story story, one upon a time time time).

Tras esa personalidad histriónica y totalmente teatrera se encierra una nigeriana nata, por lo que no cenaremos sin regatear por los huevos para la cena. La niña no esperaba con encontrarse a Marta, la única persona que puede sacarse tres collares por 200 nairas, y que nos consiguió tres huevos.

O daaro

Cansadas nos vamos para la cama, son las 22h aprox. Sólo Marta permanece a la luz de la linterna, leyendo historias como la de la famosa mano de Fátima. O daaro zzzzzzzzzzzzzzzz